Guía del Rezo del Segundo Domingo de Adviento

Escrito el 04/12/2021


Todos: Hacen la Señal de la Cruz.

Ambientación: Con alegría volvemos a reunirnos en familia. Nos damos cuenta que el tiempo avanza y poco a poco la Navidad se acerca. Qué bello es reunirse y hacer comunidad e ir iluminando semana tras semana el camino hacia el nacimiento de Jesús. Un camino que lo haremos acompañados de La Palabra del Señor, y de signos muy representativos como la coronita, las velas, los cantos, los colores y el don maravilloso de estar juntos.

Oración inicial: Señor Jesús, ilumínanos con El Espíritu Santo para que a imitación de Juan el Bautista preparemos los caminos hacia la celebración de la Navidad; y que con firmeza anunciemos el Evangelio para que estos días de preparación sean santificados a través de nuestras obras. Amén.

Canto: Entonamos una estrofa de algún canto de Adviento

Oración frente a la corona: (Algún integrante de la familia enciende la primera vela morada e inmediatamente enciende la segunda, igualmente morada.) Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto. La humildad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!

Canto: Entonamos otra estrofa del canto.

DEL EVANGELIO SENGÚN SAN LUCAS  3, 1-6

1En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene;2en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.3Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,4como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas;5todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos.6Y todos verán la salvación de Dios.
Palabra del Señor

Guía: Palabra del Señor
Todos: Gloria a Ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN:

«Vístete de gala para siempre con la gloria que Dios te da, envuélvete en el manto de la justicia de Dios y ponte como corona la gloria del Eterno». Con esta exhortación el profeta Baruc invitaba a sus compatriotas a cambiar la tristeza en gozo y a recorrer el sendero de la santidad, pues estaba ya próximo el acontecimiento del retorno del exilio babilónico. Dios habría de mostrar su esplendor «a cuantos viven bajo el cielo» trayendo a sus hijos de vuelta a Jerusalén.

El retorno a Jerusalén aparece como un acto salvífico: Dios rescata y reúne de nuevo a su pueblo disperso. Dios manda asimismo «que se abaje todo monte elevado y toda colina encumbrada, ha mandado rellenar los barrancos hasta aplanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios». Esta figura refleja la antigua costumbre oriental de preparar los caminos y hacerlos transitables para el rey cada vez que volvía victorioso de una campaña militar, o cuando iba de visita a algún pueblo.

Esta misma invitación se encuentra en una antigua profecía de Isaías, que San Lucas aplica al Bautista y a su misión: «Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos» (Evangelio). San Juan Bautista es aquella voz que exhorta al pueblo de Israel a prepararse ante la llegada inminente de aquel a quien Dios había prometido enviar para la salvación de su pueblo.

La invitación a preparar el camino es un llamado a la conversión. Esta expresión encuentra su correspondencia en la palabra griega metánoia. El Bautista, usando como figura la costumbre de “allanar los caminos” al rey, invita a un cambio interior, a disponer las mentes y los corazones para recibir adecuadamente al Mesías que está próximo a llegar. Por “camino” se entiende metafóricamente la conducta del ser humano, sus opciones éticas. Los senderos que deben ser allanados son los caminos de la propia vida moral. Como signo visible de un compromiso al cambio de vida el Bautista ofrece «un bautismo de conversión para el perdón de los pecados».

La salvación que Dios trae a su pueblo se sitúa en un momento preciso dentro del devenir del tiempo y de la historia, de allí que San Lucas comience situando históricamente el momento en el que Dios llama a Juan a cumplir su misión.

A quienes ya han sido alcanzados y ganados por Cristo el apóstol Pablo los invita a progresar más aún, para ser hallados puros y sin tacha el Día en que Cristo vuelva glorioso (ver 2ª. lectura). Los bautizados son aquellos en quienes Dios ha iniciado ya la buena obra de la salvación y reconciliación, obra que aún aguarda su consumación. Esta buena obra no debe detenerse. Es necesaria una continua conversión, un enderezar cada día más los senderos y revestirse más de la justicia que viene de Dios. Es necesario seguir creciendo en el amor, así como en conocimiento perfecto y todo discernimiento.

Peticiones: 

A cada petición respondemos: ¡Señor, cambia nuestro corazón!
-Porque somos egoístas y orgullosos…
-Porque nos cuesta perdonar las ofensas…
-Porque somos envidiosos y celosos…
-Se pueden agregar otras peticiones e intenciones de la familia.

Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría. Se agrega “Bajo tu amparo” y Gloria…

Oración final: Querida Virgen María, Tú sabes que nuestro camino al corazón está lleno de piedras, que no dejan que tu Hijo Jesús pueda venir a nosotros. Te pedimos tu ayuda para sacar estos obstáculos del camino y permitir que Él pueda nacer en nosotros esta Navidad. Amén”.

Saludo fraternal y Canto: Se entona un canto de navidad y se motiva a que todos los reunidos se den un abrazo. Si así lo desean, se puede compartir un panecillo a manera de convivencia familiar.


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