Te Deum 2020

Escrito el 15/09/2020


TE DEUM 14 DE SEPTIEMBRE DE 2020

  1. Señor… señores y señoras, conciudadanos

 

  1. Estamos reunidos en esta tarde en este año tan difícil e inusual para darle gracias a Dios. Eso significa la palabra tedeum, una antiquísima oración cristiana, que viene desde el siglo IV y que es un cántico de alabanza a Dios. Te Deum laudamus, te Dominum confitemur (es decir, a Ti oh Dios te alabamos, a ti Señor te reconocemos)

 

  1. El tedeum ha sido un himno entonado en ocasiones solemnes y en Guatemala es ya tradición ancestral que en esta catedral se entona el tedeum en 14 de Septiembre. En esta misma catedral, en su sala capitular, a esta misma hora, el 14 de Septiembre de 1821 se reunió el cabildo catedralicio para deliberar y decidir sobre la participación de la Iglesia en la reunión a celebrarse el día siguiente para proclamar de manera formal la Independencia.

 

  1. El Tedeum es agradecerle a Dios y alabarle y hacerlo en 14 de Septiembre marca que el sentido de este acto es darle gracias a Dios por la Independencia firmada hace 199 años. Es alabar a Dios por esta tierra y por esta patria. En Guatemala el acta de independencia fue redactada por don José Cecilio del Valle con asesoría de del licenciado José Miguel Larreynaga y firmada por algunos próceres cuyos nombres se estudian –o estudiaban- en la escuela.

 

  1. En medio de las diferentes visiones de los historiadores sobre el sentido y el como entender la Independencia, lo que significó, su momento formal, sus firmantes criollos y hasta peninsulares, quiero compartir un texto, seguramente conocido por muy pocos, que nos habla de que la Independencia, en 1821, fue algo mucho más extenso y profundo que el acta solemne de la ciudad capital. Proviene de Santa Cruz Verapaz, entonces llamada Santa Cruz de Santa Elena, tierra pokom:

 

  1. “En esta fecha, habiendo recibido un manifiesto y orden del señor Presidente y de la Excelentísima Diputación Provincial, para que se jure y publique la Independencia de la América en este pueblo, estando congregados el Ayuntamiento y demás ciudadanos, meditando con atención todo lo contenido en el manifiesto y Acta, en conformidad todos dijeron seguir según el ejemplo de Guatemala conforme la posibilidad del pueblo. Se dijo una misa de gracias que el reverendo Padre Cura cantó con toda solemnidad, con atabales y salvas de cohetería y cámaras y continuaron los tres días de luminarias con mucho concurso del pueblo que asistieron de acuerdo y prestando el juramento como efectivamente lo hicieron el señor Alcalde Primero, los señores Regidores, el señor Síndico, el señor Fiscal, los señores Chamanes y los señores Mayordomos. Y firman: Miguel Tut, Domingo Yalit, Pedro Sac, Marcos Or, Domingo Tul, Felipe Barahona, Matías Caal, Francisco Velásquez, Marcos Caal, Pedro Caal, Francisco Booc, Gaspar Mar, Escribano. 30 de Septiembre de 1821.”

 

  1. Como ven, los apellidos son completamente diferentes de los firmantes del 15 de Septiembre. Pero el documento nos refleja que el deseo de Independencia no era solo lo expresado por aquella pequeña elite que sí pudo tener acceso al momento histórico de la firma y participó en ella sino que fue recibido y recreado en sus propias claves culturales por personas y pueblos alejados, en su mayoría de apellidos indígenas y nos muestra que la celebración de la Independencia no es solo un asunto de un día para todos en Guatemala, o en Centroamérica, sino que es una llamada para que la celebración de la Independencia no solo sea un motivo de orgullo patrio o de recuerdo de una gesta original sino un proyecto de sentir que, como nación, tenemos mucho que construir y que para ello nos deja una grandísima lección el Acta, la firma y la junta del 15 de septiembre: la lección de poder dialogar, de poder debatir y de poder consensuar para alcanzar acuerdos para beneficio de todos por el bien del país, por el bien de Guatemala.

 

  1. La acción de gracias a Dios y el regocijo popular han sido constantes desde hace muchos años y lo han sido en todo el territorio nacional. En este tiempo de calamidad quiero hacer cinco preguntas que comparto con ustedes y a las cuales quiero dar un atisbo de respuesta, desde la palabra de Dios y desde la reflexión sobre el acontecimiento que nos une hoy.

 

  1. ¿Por qué le damos gracias a Dios,? ¿De que le damos gracias? ¿De qué le queremos pedir perdón? ¿Qué le queremos pedir a El? ¿A que nos comprometemos ante El hoy?

 

  1. Le damos gracias a Dios por Guatemala, por esta tierra bendita, por su belleza inigualable, por lagos y volcanes, por paisajes paradisiacos, por su naturaleza espléndida, por ser Iximulew y Quautemallan, el neologismo maya y el nombre náhuatl, la tierra del maíz y la de los muchos árboles. Pero con toda su belleza, sin guatemaltecos, sin su gente, Guatemala no sería más que territorio vacío, no sería Guatemala. Solo su población le da sentido al territorio que hoy es Guatemala. En las lenguas mayas, al menos en kakchiquel, se usa la expresión kawinak. Significa nuestra gente y se entiende desde los mayas para hablar de sí mismos en clave local. Después venimos los demás para conformar una paleta de colores variada y desigual.

 

  1. Le damos gracias a Dios por todo lo bueno que la cultura guatemalteca ha ido estableciendo: en su riqueza y diversidad cultural, en la alimentación, en costumbres y tradiciones, en cercanía a Dios, en sabernos bendecidos por El todos los días, aun en los momentos y tiempos más trágicos. Le damos gracias por las familias, por los pequeños y grandes héroes que en la vida cotidiana y a lo largo de la historia han engrandecido Guatemala tu nombre inmortal.

 

  1. También tenemos que pedir perdón. Ayer el evangelio nos hablaba de que hay que perdonar hasta setenta veces siete. Pero como país tenemos que pedir perdón a tanta gente maltratada y golpeada, que nacieron en distintos rincones de la geografía nacional  pero que nunca han tenido oportunidades ni acceso a servicios elementales, que han sufrido y en muchos momentos de nuestra historia se han visto o se vieron atropellados en su dignidad y no pocas veces en el derecho mismo a la vida. Pedir perdón por aquellos a quienes se les ha negado la justicia; pedir perdón por niños desnutridos, por muertes prematuras, por vidas orilladas al barranco. El papa Francisco ayer mismo nos decía comentando la parábola del perdón:

 

  1. “En la actitud divina, la justicia está impregnada de misericordia, mientras que la actitud humana se limita a la justicia. Jesús nos exhorta a abrirnos valientemente al poder del perdón, porque no todo en la vida se resuelve con la justicia, lo sabemos. Es necesario ese amor misericordioso… que significa que estamos llamados a perdonar siempre”.

 

  1. “¡Cuánto sufrimiento, cuántas divisiones, cuántas guerras podrían evitarse, si el perdón y la misericordia fueran el estilo de nuestra vida! También en familia, también en familia. Cuántas familias desunidas que no saben perdonarse, cuántos hermanos y hermanas que tienen ese rencor en su interior. Es necesario aplicar el amor misericordioso en todas las relaciones humanas: entre los esposos, entre padres e hijos, dentro de nuestras comunidades, en la Iglesia y también en la sociedad y la política”. (papa Francisco, angelus 13 de Septiembre de 2020).

 

  1. A Dios hoy le queremos pedir que nos ayude a todos a luchar por una Guatemala en que se respete la dignidad y la vida misma de todos los guatemaltecos. Nada importa más que el bien común y ese se mide particularmente desde como somos sensibles ante las necesidades de los demás. Esto hay que resaltarlo para el gobierno y para el Congreso, para las cortes y en general para los poderes públicos. Pero no podemos ignorar que la sensibilidad y la búsqueda de construcción del bien común no es solo un tema de Estado aunque a éste le obliga primariamente. Nos concierne a toda la sociedad, nos concierne a ricos y pobres, a indígenas y ladinos, a hombres y mujeres, a Iglesia católica y a iglesias evangélicas, a todos. Desde aquí se lo pedimos a Dios en este Te Deum.

 

  1. Ante Dios, con la fe puesta en El y sabiendo que no hay mandamiento más grande que amar a Dios, y demostrarlo amando al prójimo como a uno mismo, nos queremos comprometer a luchar por la vida, la dignidad y la igualdad de oportunidades para que Guatemala, en el aniversario de su Independencia, sea madre justa y amorosa de todos sus hijos.

 

 

  1. Que así sea

 

 

 

 

 

 

 

 


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