BOLETÍN DE PRENSA NO. 2

Escrito el 03/09/2020


ELEMENTOS DE LA CEREMONIA DE TOMA DE POSESION CANÓNICA DE MONS. GONZALO DE VILLA Y VÁSQUEZ COMO ARZOBISPO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SANTIAGO DE GUATEMALA

En la ceremonia de instalación del arzobispo en la arquidiócesis, llamada toma de posesión canónica (canónica: es decir según las normas de la Iglesia), se resalta aquella afirmación de la Carta a los Hebreos 5, 4-5: “Nadie puede arrogarse este honor. Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. De igual modo tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de Sumo Sacerdote, sino que Dios le dio honor”. Mons. Gonzalo de Villa no se nombró a sí mismo pastor arquidiocesano de Santiago de Guatemala, sino que ha sido llamado y enviado para este ministerio por Dios, a través de una cadena de sucesión ininterrumpida, que arranca de Cristo, pasa por el Apóstol Pedro y sus sucesores los Papas hasta nuestros días. Por eso una figura clave en este rito es ahora la persona del Papa Francisco: él es el eslabón de la cadena que conecta a Mons. Gonzalo de Villa con los Apóstoles y con Cristo.

El conjunto de verdades cristianas afirmadas en una ceremonia como ésta viene dado en los elementos y signos presentes en ella, los cuales queremos resaltar ahora. En ellos se da una hermosa interrelación entre el Papa, la Iglesia universal y esta arquidiócesis local.

1. - El Mandato Apostólico. El Papa es, pues, quien nombra al arzobispo de Guatemala y lo entrega a la arquidiócesis. Por eso, se debe presentar, leer y conocer su “Mandato Apostólico” o “Letras apostólicas”, como se le llama también. Él lo comunica a través del Nuncio Apostólico, quien es su representante ante la Iglesia en Guatemala como es también ante el Gobierno de la nación. En el caso presente, no habiendo llegado todavía el Nuncio Apostólico nombrado, será el Encargado de Negocios de la Nunciatura quien haga entrega del mandato para ser leído por el Canciller de la Curia en la toma de posesión.

2. - El Colegio Arquidiocesano de Consultores. Es el grupo de sacerdotes que queda al frente de la Arquidiócesis si ésta llegara a quedar vacante y elige, en el nombre del Papa, un obispo o sacerdote, administrador diocesano, si el Papa no lo ha nombrado directamente él. En el caso presente, el Papa Francisco nombró como Administrador Apostólico a Mons. Raúl Antonio Martínez Paredes, quien hará entrega de la Arquidiócesis al nuevo Arzobispo. Corresponde a los sacerdotes del Colegio de Consultores verificar sobre la autenticidad o no del Mandato Apostólico. En ellos se da al mismo tiempo, de manera interesante, una representación de la Iglesia universal y de la Iglesia local. Así tiene la responsabilidad de testificar que el Mandato Apostólico del Papa es legítimo para que pueda tener validez.

3. - La Cátedra. El signo visible principal de la toma de posesión de una Diócesis o Arquidiócesis se da cuando el obispo o arzobispo es sentado en la Cátedra. La Cátedra es el símbolo de que el obispo es Maestro en su diócesis en nombre de Cristo.

El papa Benedicto XVI explicó breve y hermosamente el significado de la Cátedra, cuando él tomó posesión como obispo de Roma, el sábado 7 de mayo de 2005, en la Basílica Lateranense. Dijo: “El obispo de Roma (y todo obispo) se sienta en su Cátedra para dar testimonio de Cristo. Así la Cátedra es el símbolo de la “potestas docendi”, la potestad de enseñar, parte del mandato de atar y desatar confiriendo por el Señor a Pedro y después de él, a los Doce”.

Sigue diciendo el papa Benedicto XVI que el obispo, igual que el Papa, “no es soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario: el ministerio del Papa (como el de los obispos) es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y a la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración así como frente a todo oportunismo”…“Así su poder no está por encima, sino al servicio de la Palabra de Dios, y tiene la responsabilidad de hacer que esta Palabra siga estando presente en su grandeza y resonando en su pureza, de modo que no la alteren los continuos cambios de las modas”. Desde lo alto de esta Cátedra, todavía con palabras de Benedicto XVI, el obispo debe repetir constantemente “Dominus Jesus”, “Jesús es el Señor”, como escribió San Pablo en sus cartas a los Romanos (Rm 10, a) y a los Corintios (1 Cor 12, 3).

Con toda verdad, esta celebración podría llamarse también “toma de posesión de la Cátedra de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala”.

Por estar allí la Cátedra, Mons. Gonzalo de Villa debe entrar y ser recibido de manera solemne en su Catedral, lugar que recibe su nombre precisamente de “Cátedra”, porque allí la tiene fijada físicamente, aunque, como ministerio, ejerce su magisterio para toda la arquidiócesis y, en comunión con el Papa, para la Iglesia universal.

4. - La acogida diocesana. Otro signo importante es el del recibimiento diocesano, manifestado en el saludo que un grupo representativo de la diócesis o arquidiócesis da a su nuevo obispo o arzobispo: ser acercan a la Cátedra y éste, con el báculo en la mano, los acoge a su vez. El saludo que recibe el nuevo obispo, es también un signo de acogida al Mandato Apostólico del Sucesor de Pedro, que le ha dado a la grey este Pastor diocesano.

5. -Presidencia de la Eucaristía. Una vez que ha tomado posesión, el nuevo obispo preside la Eucaristía con autoridad propia y ese será el otro gran signo de esta ceremonia, que lo mostrará, esta vez, como el gran liturgo, sacerdote pleno y pontífice de la Diócesis que ha asumido.

6.- El acta. De todo cuanto se haga en esta ceremonia de instalación canónica del arzobispo de Santiago de Guatemala, el canciller de la arquidiócesis levanta un acta, que conserve la memoria de este importante acontecimiento histórico. Dicha acta será firmada por los testigos designados para ello.


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