La dedicación solemne del Templo Catedral, de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, se celebró el 23 de julio de 1,860, siendo Arzobispo el Ilmo. Dr. D. Francisco García Peláez.
La Catedral Metropolitana, no es solamente un templo histórico, por su importancia histórica, arquitectura, y obras de arte. Es ante todo, una edificación sagrada por cuanto en ella nos ponemos en contacto con el Dios de nuestra fe, es también el lugar físico desde donde el obispo preside y guía a su grey, enseñando, desde el servicio a la comunidad, la vida de fe y la doctrina de la Iglesia.
La Catedral está situada en el corazón del Centro Histórico al oriente de la Plaza de la constitución, anteriormente denominada Plaza mayor. Está flanqueada hacia el norte por el Palacio Nacional de la Cultura, construido en 1943 durante el gobierno de Jorge Ubico. El complejo catedralicio se compone de tres edificios: la catedral, al centro, el Palacio Arzobispal, hacia el norte y el antiguo Colegio de Infantes hacia el sur. La fachada de los tres edificios está orientada hacia el poniente. Existe, sin embargo, un cuarto edificio que se orienta hacia el oriente y completa la manzana: se trata de la casa cural o casa parroquial, primer edificio terminado y habitado de este complejo. De los cuatro edificios, el de mayores dimensiones es la Catedral, seguido del Palacio Arzobispal. Todos constituyen una unidad y están hechos relativamente en el mismo estilo, constituyéndose los edificios de la única manzana o bloque del Centro Histórico que permanece inalterado desde hace 200 años.
La primera piedra de la Catedral se colocó el día de Santiago Apóstol en el año de 1782, y su construcción duró casi 80 años. Habiéndose estrenado el 15 de marzo de 1815 sin haber sido concluida.
Para su construcción, se utilizó piedra, ladrillo y argamasa. En el interior, además se empleó un acabado de blanqueado a la cal. La edificación sufrió daños durante los terrenos de 1917-18 y de 1976, lo que ameritó su restauración en ambas oportunidades.
Para tal solemnidad, a las once de la mañana las campanas tocadas a vuelo anunciaron el veinte y dos la gran solemnidad, y hubo repique general en todas las Iglesias de la ciudad. El mismo día a las cinco de la tarde pasó al templo el Ilmo. Sr. Consagrante, y colocó en una urna preciosa las reliquias de los mártires SS. Feliciano y Victoria, y puestas en andas, fueron trasladadas procesionalmente bajo palio a la Capilla del Colegio de Infantes, preparada para la velación. Durante esta se cantaron a pleno coro los maitines y laudes. Concluidos estos a las tres de la madrugada del veinte y tres, se dio a esta hora principio al acto de la consagración, con todas las ceremonias prescritas en el Pontifical, y se concluyó cerca de las nueve de la mañana.
A esta última hora se entonó la tercia, y acabada comenzó la Misa que celebró el Ilmo. Sr. Arcediano Obispo de Trajanópolis, quien predicó el sermón. Dada la bendición episcopal, el coro entonó, alternando con la Capilla de música, el Te Deum que compuso el maestro de capilla D. Benedicto Saenz, y que es una de sus mejores producciones. Al entonarse el Te Deum se hizo señal con las campanas, se repicó en todas las Iglesias, y los castillos y en la plaza se hicieron salvas de artillería. Por la noche hubo iluminación en toda la ciudad, y colgaduras en las casa durante el día.
Confiamos la protección de nuestra Catedral y de toda la que la Iglesia de Guatemala a la siempre Virgen María y pedimos la intercesión de Santiago Apóstol, nuestro patrono.
Fuente: Consagración de La Catedral de la Archidiócesis de Santiago de Guatemala Catedral Metropolitana, Relicario de Fe en Guatemala, Tomo II