En este gesto de los dos apóstoles, hecho “en el nombre de Jesús”, veremos que la madurez de una comunidad, también, se evidencia cuando sale a buscar por los caminos del mundo a los que están heridos y cuando sabe acoger a los que buscan esperanza.
A todos ellos les ofrece el tesoro más valioso que poseemos: Jesús resucitado y su poder sanador